Este domingo los franceses están llamados a las urnas para la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Cinco candidatos tienen algo que decir, aunque las opciones reales de pasar a la segunda vuelta parecen reservadas para el actual inquilino del Élysée Nicolas Sarkozy y François Hollande candidato del Partido Socialista y favorito de cara a la segunda vuelta.
Los otros tres candidatos que pueden superar el 10% de votos son el centrista François Bayrou, la ultraderechista Marine Le Pen y el izquierda Jean-Luc Mélenchon.
Bayrou, el candidato revelación en 2007 cuando logró un respetable tercer puesto con un 18% de los votos, pareció recuperar cierta incidencia al inicio de campaña después de cinco años de una oposición solitaria (solo tiene 3 diputados en la Asamblea Nacional, incluyéndose a él mismo) pero no parece tener la estrella de hace cinco años. Se presenta como el candidato que huye de los extremismos ideológicos, que encarna el hombre de estado preocupado por el futuro del país y el sentido común. Su papel puede ser clave para la segunda vuelta.
Marine Le Pen, heredera de su padre, ha intentado dar una capa de modernidad y respetabilidad al partido, en una campaña de “desdiabolización” para captar nuevos votantes. También ha intentado dirigir el discurso hacia temas más económicos y sociales en vez del binomio inmigración-seguridad (sin olvidar este), y no ha dudado en proclamarse como la candidata antisistema. Esta estrategia dio sus fruto hace unos meses cuando prácticamente empataba con Sarkozy en intención de voto. Pero desde la entrada en campaña del presidente, este ha recuperado terreno, y Le Pen pelea con Mélenchon por el tercer puesto.
Jean-Luc Mélenchon ha sido sin duda el candidato revelación de la campaña para la primera vuelta. En pocos meses ha paso del 5 al 15% en intención de voto. Antiguo ministro socialista del ala izquierda, presidente del Partido de Izquierdas y candidato del Front de Gauche junto a comunistas y otras fuerzas de la izquierda, se presenta como el candidato que presenta un programa de izquierdas de verdad. Con un discurso claro y directo, ataca a las desigualdades sociales y las políticas económicas de Sarkozy y de la UE. Le ha beneficiado el poco carisma y el desconocimiento de los dos nuevos candidatos trotskistas ( en 2007 Olivier Besancenot y Arlette Laguiller tuvieron 1.498.581 y 487.857 votos, el 4,08 y 1,33% respectivamente).
Evolución de la intención de voto en las diferentes encuestas: http://www.lemonde.fr/election-presidentielle-2012/infographe/2012/02/21/presidentielle-2012-comparez-toutes-les-intentions-de-vote_1637470_1471069.html
Finalmente Sarkozy y Hollande, con personalidades e imagen diferentes, uno hiperactivo, grandilocuente, amante de los lujos, el otro más tranquilo, sin tanta presencia mediática, que se presenta justamente como un hombre normal, intentaran sumar el mayor apoyo posible en esta primera vuelta como trampolín a la segunda vuelta, del día 6 de mayo.
Sarkozy con una muy mala valoración que le ha acompañado casi todo su mandato, a causa de las noticias sobre su vida privada, casos de nepotismo y corrupción en el gobierno, la misma crisis económica que ha golpeado a otros dirigentes europeos, empezó con fuerza su campaña. A través de multitudinarios mitines, ha lanzado propuestas de ámbito nacionalista y proteccionista con el objetivo de recuperar el voto de la Francia profunda, obreros, agricultores, personas afectadas por la crisis... que le dieron el apoyo en 2007. Su lema de campaña es “la France Forte” y se presenta como el líder que Francia necesita para seguir siendo fuerte y próspera, en contraste con los países en graves dificultades como Grecia y España, que no duda en presentar como anti-ejemplos.
La campaña de Hollande se centra en presentarse como el cambio tranquilo pero necesario tras 10 años de gobiernos conservadores (17 de presidentes de derechas), tanto en el estilo de presidente como en las políticas, con una reforma fiscal progresiva y una defensa de los servicios públicos. El impulso de las primarias que le auparon a la candidatura y le dieron un fuerte impulso en las encuesta ha pasado, pero sigue siendo el candidato favorito de cara a la segunda vuelta. La animadversión hacia Sarkozy le asegura casi todo el voto de la izquierda y de muchos centristas. Debe conseguir el equilibrio necesario para seducir a la izquierda sin asustar al electorado más moderado.
la gran ilusión de las elecciones presidenciales francesas
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