De las primeras elecciones en Venezuela tras
la muerte de Hugo Chávez podemos extraer a la vez dos ideas contradictorias: un
claro desgaste del chavismo sin la presencia de su carismático líder, y una
eficaz resistencia de este movimiento político ante una avalancha de elementos
negativos que podían haberle derrotado: una importante devaluación de la moneda, inflación, criminalidad desbocada, desabastecimiento de productos básicos en los almacenes, apagones eléctricos…. .
Sin duda ahora resalta más el desgaste acaecido, pero si Maduro se asienta como líder y el chavismo corrige muchos de sus errores, esta victoria será clave para el devenir de este movimiento político.
Es decir, el chavismo ha tenido un resultado históricamente malo, sobre todo si tenemos
en cuenta la enorme ventaja que tenía en las encuestas tras la muerte de Chávez, o los resultados de las elecciones de hace apenas unos meses.
Pero en qué país del mundo sería reelecto un gobierno que lleva 14 años en
ejercicio y debe afrontar tantos problemas sin la presencia de su elemento unificador: su líder? La respuesta evidente de la
oposición es achacar al oficialismo la utilización de los recursos y poderes
del estado como arma electoral: propaganda a través de los medios públicos, utilización
de las misiones sociales financiadas con dinero público, cuerpos del estado al
servicio de la causa (PDVSA, ejército, cuerpos policiales, funcionariado…) o
directamente a través del fraude electoral.
Veamos
ahora qué ha pasado en estas pocas semanas para que la enorme ventaja de
Maduro sobre Capriles se desvaneciera. J.J.Rendón asesor para la campaña de Capriles y claro opositor al chavismo, explicó dos días antes de las elecciones algunas razones para explicar ese cambio de tendencia a partir de errores de la campaña de Maduro:
En
primer lugar haber alargado demasiado los funerales de Chávez, creando y prolongando un
estado generalizado de tristeza y dolor demasiado hondo, algo contraindicado para una
campaña electoral donde debe prevalecer una visión optimista y alegre. A continuación
todos los errores relacionados con el funeral del ex-presidente: el intento de embalsamar
a Chávez, en contra de la voluntad del difunto, para luego depositar sus restos
en el cuartel de la montaña, cuando había expresado su deseo de ser enterrado en su finca familiar. Generando todo esto confusiones entre votantes
chavistas.
Rendón resalta también la clara dificultad de
Maduro de sustituir a Chávez, con quien realmente competía (con su recuerdo), y
las contradicciones en las que incurrió (imitarle demasiado, luego buscar un
estilo propio, creando así extraños cambios de registro). También añade la
anécdota del “pajarito” de Maduro, que atribuye a las creencias religiosas de
Maduro, incomprendidas por su electorado católico. Hay que destacar que Rendón
daba por sentada una importante victoria de Capriles, de acuerdo a la evolución
de las estimaciones de voto en los días previos a la elección, cosa que avalaría
la versión del fraude electoral.
Podemos
pensar que la campaña chavista se limitó a esperar que el recuerdo hacia la figura de
Chávez llevará a sus seguidores a votar a Maduro en un homenaje póstumo al primero, obviando que los ciudadanos pueden tener una opinión positiva hacia un líder, en este caso fallecido, pero a la hora de votar tengan en cuenta otros factores, como las expectativas de gestión.
Aquí
toca reconocer el acierto de la campaña de Capriles que fue a captar a ex-votantes chavistas desencantados por aspectos de la vida cotidiana (violencia, inflación…), separarando a la figura de Chávez del grupo dirigente que le acompañaba y que ahora se hacía cargo del poder: "los enchufados".
Los
resultados muestran que el chavismo sin Chávez es más vulnerable, ha perdido su estatus de movimiento hegemónico, y no podrá vencer
solo a partir de retórica y un relato que hasta ahora había seducido a una
mayoría. Deberán resolver problemas importantes de gestión ya citados (criminalidad,
corrupción, inflación, desabastecimientos…) y por supuesto permanecer unidos,
pues si las facciones y grupos chavistas se dividen romperán esa máquina
electoral.
Por su
parte la oposición venezolana también deberá mantenerse unida pese a su
diversidad ideológica, y sobretodo seguir con la estrategia de captar tanto a
los ni-ni (ni chavistas ni opositores) como sobre todo a chavistas, a través de
un discurso que acepte algunos logros de Chávez como las políticas sociales y la
inclusión de las clases populares en la vida social y política.
Finalmente
cabe imaginar una evolución del chavismo parecida a lo que representa el
peronismo en Argentina, un movimiento político difuso, con dosis de
nacionalismo y populismo. Probablemente con políticos bien distantes reivindicando su obra.